jueves, 30 de agosto de 2007

OBRAS EN CASA

De obras en casa. Siempre que hay albañiles te ponen la casa patas arriba, pero esta vez lo he querido hacer yo mismo, he ido ganando el cuarto que necesitaba al otro lado del comedor, exactamente entre la cocina y el comedor, he ido sacando al pasillo cosas repetidas e inservibles, algunos sueños, melancolías, premoniciones, aspiraciones que ya se cumplieron, un poco de aquella vanidad de mis primeros años, en fin, eso que se acumula y que no se acaba de limpiar, residuos, ciertas envidias. Al final, con mucho esfuerzo, me ha quedado un cuarto nuevo aunque pequeño, indudablemente hay que darle una mano de pintura pero al acabar y cerrarlo y luego abrir otra vez la puerta para verlo me he quedado asombrado porque nunca he tenido un cuarto así, tan pequeño como un cuaderno, más bien es un solo cuaderno abierto en el centro del cuarto, yo creo que ni siquiera tiene las medidas de un cuaderno, es una simple hoja para pensar, una hoja blanca para pensar en la vida, la vida es el pasillo, la casa, la calle, el mundo, pero siempre he vivido la vida y nunca pensé en ella simplemente por falta de un cuarto, de un cuaderno, de una hoja de tiempo ante la que inclinarme para escribir qué pienso yo de la vida ahora que la vivo tanto y que es mi vida única.
Anoche, cuando me vino a ver Bioy Casares y me dijo eso del pensar -"no lo dudes, escribir es agregar un cuarto a la vida. Está la vida y está pensar sobre la vida"-, indudablemente me hizo pensar. Estaba yo con la vida a cuestas por el pasillo y me dije que necesitaba este cuarto para mí, donde ahora estoy ante la hoja blanca pensando por qué no he pensado nunca, por qué dejo que la vida me coma y no me pregunto qué puedo hacer mejor aún en esta vida.

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