viernes, 28 de marzo de 2008

POESÍA PINTADA


"La pintura es una poesía que se ve y no se oye - decía Leonardo -, y la poesía es una pintura que se oye y no se ve". De vez en cuando la mano de un poeta traza con letras un dibujo, un caligrama, una invención, un experimento, el intento de unir palabra e imagen visual, dar un contorno a consonantes y a vocales, hacer que trepen en el espacio del papel los rasgos de las letras, hacer que bailen, que se distorsionen, que se compongan y descompongan, que jueguen con las formas de la creación. Lo hizo Rabelais en una canción en honor a Baco que compuso en forma de botella, y en el siglo XX Vicente Huidobro, Gerardo Diego, Larrea, Guillermo de Torre, la poesía pintada de Rafael Alberti, quisieron unir lo plástico y lo literario hasta lograr concentración y dispersión en los signos escritos, como prestidigitadores en la pista de la página, los lectores con los ojos abiertos ante el movimiento de las letras y los aplausos de la atención en la penumbra de la lectura.
Ahora la Biblioteca Nacional en Madrid reúne varios de estos caligramas, las valiosas e ingeniosas formas de relación entre el verso y la imagen en el Barroco, las composiciones de laberintos, los acrósticos de diversos tipos, el collage, muchas invenciones realizadas para pintar escribiendo y escribir pintando, juegos malabares de la experimentación que lleva en el sombrero de letras este hombre que nos recita poesía y que al descubrirse y despedirse le empiezan a volar por el aire todos los versos que lleva en la cabeza.

jueves, 27 de marzo de 2008

ESTA NOCHE SE IMPROVISA



Sí, esta noche se improvisa, en el Día Mundial del Teatro. Cuando entramos en esta sala encontramos el telón levantado y el escenario como si fuera una calle desierta, sin decorado, dispuesto de modo que nosotros, los espectadores, recibimos al verlo la impresión de que el espectáculo no ha sido preparado.
Y es que no hay nada preparado. Al apagarse la luz vemos a cuatro personajes: Georges Pitoeff, Charles Dullin, Louis Jouvet y Gaston Baty.
GEORGES PITOEFF.-(Paseando por el escenario.) Muchos consideran al director de escena como un intruso. Pero lo ha creado la necesidad. En el pintor la creación se produce en dos tiempos: aquel en que coloca los colores en la tela y aquel otro en que se retira para juzgar el efecto que producen. El actor se encuentra privado de este segundo tiempo. El director de escena se encargará de él.
CHARLES DULLIN.- (Interrumpiéndole con vehemencia.) Pero se olvida con demasiada frecuencia que el teatro está hecho para el público. Se pueden suprimir las candilejas, los decorados, pero no se suprime al público. Hay que escribir para él. (Pausa.) Por otro lado, la persona más importante en el teatro es el autor. El actor no puede hacer más que revivir las invenciones del autor; el director de escena no puede animar otro conjunto que el que ha previsto el autor. Es necesario repetirlo: toda la sustancia procede del autor.
LOUIS JOUVET.-(Con exaltación y viveza.) Para comprender bien una obra teatral, sin embargo, es preciso colocarla en su época, en su manera y en su moda. Pero más que el juego de los actores, que la masa y el alma del público, lo que importa a quien quiera resucitarla es evocar el aire donde se cristaliza la forma de su impulso, donde esos dos polos sensibles que son la escena y el auditorio se disputaron el puesto, refluyeron uno hacia otro, buscando instintivamente la forma que mejor convenía a su mutua penetración.
GASTON BATY.-(Impetuoso.) El reino que debe conquistar el teatro se extiende, pues, mucho más allá, hasta el infinito. Tras el hombre y su misterio interior, tras las cosas y su misterio, nos acercamos a misterios mucho mayores. La muerte, las presencias invisibles, todo lo que está más allá de la vida y la ilusión del tiempo. Basta, sin duda, inventariar tan brevemente toda esta riqueza que se ofrece al teatro para hacer evidente que no sabría abordarla únicamente por los procedimientos tradicionales. No se trata de hablar de todo ello, sino de hacerlo sensible. (Pausa.) De este modo intervienen en el drama los medios de expresión plásticos, colores, iluminaciones. Después, todos los demás: acción, mímica, ritmo, ruidos, música, etc. (Pausa.) Gracias a ellos podemos escapar de las viejas servidumbres, pasar las fronteras y traducir en el drama integral nuestra integral visión del mundo.
Luego las luces se apagan, las voces callan, no se ve el escenario. Sabemos que esta noche se improvisa. Aunque no les oigamos, presentimos que seguirán hablando siempre, permanentemente, estas tres grandes figuras en el Día Mundial del Teatro.

martes, 25 de marzo de 2008

EL COCHECITO



RECETAS CULINARIAS: Guisantes rellenos.-

Apodérense a viva fuerza de los guisantes elegidos y díganles cosas agradables hasta conseguir que se pongan huecos. Entonces introdúzcase en ellos el relleno, rehóguense y sáquense a la mesa.

El relleno puede ser vario. Desde luego, lo que le mejor les va a los guisantes es la perdiz. Este relleno tiene la ventaja de que metiendo en cada guisante una perdiz no hacen falta más que tres o cuatro guisantes - uno por cada comensal -, y eso siempre es un ahorro.

(Vayan estas líneas de Jardiel Poncela, de su libro "Para leer mientras sube el ascensor", como recuerdo del desaparecido Rafael Azcona - guionista, entre otras muchas películas, de "El cochecito" - que, leyendo este humor español, no dejaría de sonreir).

lunes, 24 de marzo de 2008

COMENTARIOS A BLOGS


Al comenzar esta nueva entrada de Mi Siglo y en el momento de teclear las primeras palabras se pone a mi lado Alberto Manguel ante la mesa del ordenador para recordarme que los comentarios a los textos de los blogs podrían evocar de alguna forma a las tradicionales anotaciones que siempre se hicieron a ciertas lecturas.
- No sé si usted lo sabe - me dice Manguel -, pero Montaigne, cuya costumbre de anotar se asimilaba a una conversación, continuaba el diálogo en la contraportada del libro que estaba leyendo, incluyendo la fecha en la que lo había acabado para recordar mejor las circunstancias de ese acontecimiento. Aunque tenía libros en varios idiomas, las notas marginales siempre eran en francés ("no importa en qué idioma hablen mis libros - decía -, yo siempre les hablo en el mío), y en francés ampliaba el texto y sus notas con sus comentarios críticos.
- Pero eso no se puede hacer en los blogs -le digo a Manguel -. Los blogs carecen de contraportada. Aunque los blogs sí tienen márgenes para que la gente opine. Los comentarios, igual que el texto, quedan alineados y fijos para siempre.
- Sin embargo - me replica Manguel -, no muchas cosas han cambiado. En la página tradicional, esos espacios en blanco que quedan después de que el escritor ha tratado de vencer lo que Mallarmé llamaba "la aterradora blancura de la página", son los espacios precisos en los que los lectores pueden ejercer su poder. Tradicionalmente, en esas aperturas entre el borde del papel y el borde de la tinta, el lector puede generar una revolución silenciosa y establecer una nueva sociedad en la que la tensión creativa ya no se genera entre la página y el texto sino entre el texto y el lector.
Estamos de acuerdo. Aunque el poderío del lector que podía alcanzar al autor no le alcanzaba sino que quedaba reducido a una anotación solitaria y personal. Ahora es distinto.
Luego Manguel me va contando lo que a su vez contaba Chateaubriand de un autor del XlX, Joseph Joubert. "Cuando leía -decía de él Chautebriand -, arrancaba de los libros las páginas que no le agradaban, y de ese modo logró formar una biblioteca completa a su gusto, compuesta de libros ahuecados dentro de cubiertas demasiado amplias para ellos".
Vamos teniendo así una grata y larga charla Alberto Manguel y yo ante este ordenador. Me gustaría que me ampliara más historias pero ahora he de teclear las primeras palabras de esta nueva entrada de Mi Siglo.