martes, 2 de octubre de 2007

RINOCERONTES

Cenamos anoche en la plaza del Callao, en una mesita al aire libre, el chileno Jaime Antúnez, gran entrevistador, y Ionesco que está de paso por Madrid.
Bajo el cielo otoñal Ionesco nos confiesa:
-Los rinocerontes son los totalitarios, los comunistas, los fascistas; pero también son los seguidores de ideas ajenas o recibidas. Y eso ocurre, por ejemplo, con la falta de libertad frente a la moda.
De repente pasa en tropel por la Gran Vía un grupo enorme de rinocerontes negros con su hocico abierto y sus dos cuernos, la piel de color pizarra, llena de pliegues y sin pelo. Vienen del día escondido, de la vegetación de la época, de los arbustos de las discusiones, de los destrozos de la apatía. Son de comportamiento imprevisible y caprichoso, levantan una nube de polvo y provocan un ruido temible con su carga violenta.
Ionesco no se inmuta al verlos pasar y sólo comenta entristecido:
-Es grave, cuando todos siguen una determinada línea de pensamiento, decirse: "¿Cómo puedo tener derecho a pensar lo que los otros no piensan, cómo atreverme a no pensar como los otros?".
Luego la Gran Vía se queda desierta, llena de polvareda, como todo Madrid, como tantos países.
Ionesco y quienes le acompañamos volvemos sin decirnos nada, buscando el silencio.

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