martes, 28 de agosto de 2007

PROLONGAR EL TIEMPO

Hoy a las once, nada más leer en Clarice Lispector que "escribir es prolongar el tiempo, es dividirlo en partículas de segundos", me he puesto a escribir el libro que estoy haciendo, un libro sobre la prolongación del tiempo, el tiempo que se alarga con las frases, las palabras encadenadas a las palabras, la misma puntuación que me lleva como siempre de un verbo a un adjetivo, los párrafos enlazados a mi letra pequeña, escrita sobre esta mesa al lado de la ventana, la ventana junto al mar, el mar prolongando el tiempo de la tierra, la tierra lamida por el agua, el agua prolongada en el sol. A las once me he dado cuenta de que ya llevaba más de una hora prolongando este tiempo porque han entrado a avisarme que la comida estaba en la mesa y he escrito que comía con todos, he descrito sus caras y he recogido sus conversaciones con mi letra pequeña escrita sobre esta mesa al lado de la ventana y la ventana junto al mar. Luego, a las once, he prolongado el tiempo de mi libro contando cómo son aquí las tardes y qué siento yo con el paso de la edad, esta prolongación silenciosa de los años, este peso que de vez en cuando se nota al escribir, la prolongación de las venas en las manos, las pequeñas manchitas en la piel. A las once he descrito mi paseo vespertino hasta el lago, cómo las piernas se prolongan en la sombra, cómo las sombras me acompañan al andar, cómo el día decae.
A las once me he enterado de que se ha muerto Umbral esta madrugada y recuerdo cuando lo conocí en Valladolid hace muchos años.
Ahora son las once, cuando escribo esto. No salgo, no salgo nunca de las once divididas en partículas de segundos. Sé que mientras escriba prolongo para siempre este tiempo de las once y es así como sigo escribiendo.

1 comentario:

Carmen dijo...

Querido profesor: gracias por iniciar este blog, gracias por escribir tan bien y por regalarme este pequeño trozo de literatura tan magnífica.
Yo también sigo su blog
¡Bienvenido a la blogosfera!