domingo, 28 de octubre de 2007

LOS COMIENZOS

Amos Oz y yo estamos viendo mi blog en este banco del parque de San Francisco, en Oviedo, al acabar la ceremonia de la entrega de los premios Príncipe de Asturias en el Teatro Campoamor.

-Empezar es difícil- me dice Oz asomándose a lo que estoy escribiendo en mi portátil -. Hay escritores que nunca empiezan por el principio mismo, sino por un par de escenas fáciles de la parte central del relato, sólo para entrar en calor. ¿Usted cómo lo hace?

Le digo que me ha servido mucho su libro de ensayos La historia comienza (Siruela) que ha publicado este año.

-Al menos- le digo-, me ha servido como reflexión.

- Como usted sabe - me comenta Oz-, todo principio de relato es siempre una especie de contrato entre escritor y lector. A veces, incluso, el párrafo o capítulo inicial actúa a la manera de un pacto secreto entre escritor y lector, a espaldas del protagonista. Hay comienzos que funcionan como una trampa de miel: en un primer momento se nos seduce con un sabroso cotilleo, con una reveladora confesión o con una aventura espeluznante, pero al final averiguamos que lo que estamos atrapando no es un pez vivo, sino un pez disecado. ¿ No estará usted haciendo eso conmigo, verdad?- me dice Oz sonriendo.

-¿Por qué lo dice? ¿Por que cree usted que esto no es Oviedo, que no estamos en el parque de San Francisco, que usted y yo no estamos ahora juntos?

-Ustedes, los escritores - se ríe francamente - inventan principios para atraer. Se lo digo yo porque también suelo hacerlo.

- Pero es cierto que estamos en Oviedo- le confirmo-, mire usted esos grandes árboles, mire a las gentes sentadas en los bancos, mire a esos niños. ¿Cree que esto no es real?

- Ya sabe usted - me comenta Amos Oz dubitativo -, que Edward Said afirma que un comienzo, es, en lo esencial, un acto de retorno, un volver atrás, y no sólo un punto de partida para un avance lineal. Empezar y volver a empezar- dice magistralmente Said - son asuntos históricos, mientras que el "origen" es divino. En todos y cada uno de los comienzos hay intención y actitud. Cada comienzo crea algo único pero también teje lo existente, lo conocido, para constituir la herencia de la creación del lenguaje por la humanidad junto con su propia y fructífera eliminación. Cada comienzo es en realidad una interrelación entre lo conocido y lo nuevo.

Como siempre, Oz me convence.

Pasa un pájaro real que picotea el comienzo de la historia que estoy escribiendo, la muerde, la toma con el pico y, fulgurante, levanta el vuelo hacia un irreal Oviedo.


No hay comentarios: