Paseos por el bosque, paseos por laderas y montañas, paseos, o mejor, pasos hacia atrás cuando el pintor quiere tomar perspectiva antes de acercarse nuevamente al lienzo, paseos higiénicos en los que la mente se aleja de la mesa, abre la puerta del jardín y marcha junto al perro con la excusa de dar una vuelta. Paseos a media tarde de Thomas Mann, paseos escribiendo, componiendo o pintando ausentes de papel, partitura o caballete, paseos y pasos sobre hojas crujientes, sobre nieve crujiente, zapatos húmedos y brillantes bajo la lluvia, zapatos reventados por el polvo del sol. Paseos. Pasos. El paseante solitario Robert Walser, el paseante que sigue tras sus páginas como W. G. Sebald, el paseante lector que continúa detrás de Sebald y de Walser, el paseante librero que marcha aconsejando al paseante lector. Paseos. Pasos. Los andares de los hombres, a veces con el libro en la mano, se encuentran al fondo con esa figura del escritor suizo Robert Walser con el sombrero y el paraguas, de perfil, mirando el horizonte. En el horizonte, en el suelo, aún se ven las pisadas de quien paseó hace poco intentando subir por la nieve.
martes, 20 de noviembre de 2007
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