"A las 11.30 horas el General, su mujer y su ayuda de campo dejan el Elíseo. En dirección a Issy-les-Moulineaux, donde esperan dos helicópteros. A mediodía, tras haber cargado numerosos bultos - entre ellos material completo para transfusiones sanguíneas, que acompaña al Presidente de la República en todos sus viajes -,despegan.
Escala en Saint-Dizier para saber noticias de Massu, que a estas horas ya debe haber sido prevenido por De Boissieu. No hay noticias. De Boissieau no ha podido localizar a Massu a causa de la huelga de Correos y Teléfonos...¿Qué se puede hacer ahora? El General reflexiona, con el ruido ensordecedor del helicóptero al fondo. Luego escribe en el dorso de un sobre que tiende a su ayuda de campo: "Residencia del general comandante en jefe de las FFA" (Fuerzas Francesas de Alemania). Así que De Gaulle se va a ir a Alemania, al extranjero, a casa del general Massu, que ayer, cuando se ventilaba la independencia argelina era su adversario, - sin avisar.
Se vuela raso para evitar los radares. El helicóptero sigue las curvas del terreno, sube y baja acatando los caprichos de la geología. Es discreto, pero cansado. El General y Madame De Gaulle ya no son jóvenes.
14.40 horas. Por fin consiguen contactar con Baden-Baden a través de la radio y se anuncian.
15.01 horas. El general Massu los espera en la pista de aterrizaje en posición de firmes. Apenas han bajado del helicóptero, mientras Madame Massu se hace cargo de Madame De Gaulle y se bajan las maletas de la pareja presidencial, el General ataca:
- ¡Se fastidió todo, Massu!
-¡No lo crea, mi General! Un hombre de su prestigio aún tiene posibilidades de actuar -le responde el militar.
De Gaulle explica:
- Se fastidió todo, los comunistas han provocado una parálisis total en el país. Yo ya no tengo ningún poder de mando. Así que me retiro, y como en Francia siento que estamos amenazados, yo y los míos, vengo a buscar refugio en su casa... Le he dicho a mi hijo que se reúna conmigo aquí, acompañado de su familia...Lo único que hay que hacer es avisar a las autoridades alemanas de mi petición de hospitalidad.
Y añade, catastrofista:
-¡Ahora que ya no estoy en Francia, el Consejo Constitucional anunciará mi destitución!
Massu no se deja impresionar: "Mi General, qué importa eso, está Ud. en una situación jodida y todavía lo estará durante algún tiempo. Vuelva. No se puede hacer otra cosa".
Después de una tortilla, un vaso de agua y dos cafés, De Gaulle se siente mejor. A pesar de los sarcasmos de Madame Massu -"No se puede volver a vivir un 18 de junio a los setenta y ocho años" -, y por muy grande que haya sido su desconcierto, se ha recuperado en menos de una hora. Da la orden de realizar los preparativos para la partida".
(Esto - que cuenta Sitbon en "La primavera de París" y que yo recojo en mi libro sobre "Mayo del 68" - no es indudablemente un "momento estelar de la humanidad", por tomar la frase de Stefan Zweig, pero sí un "pequeño momento estelar" de ese mayo parisino que estos días se evoca. Aquella mañana, a las siete, el General había anulado una cita para comer, anunció que tenía el proyecto de descansar y "dormir un poco" en su casa de Colombey-les-Deux-Églises. Era la versión oficial, pero esa versión era falsa. A las ocho de la mañana De Gaulle pidió al director de su gabinete militar que partiera inmediatamente hacia el Este, llevando a su hijo, su nuera y sus tres nietos, que serían confiados - dijo - al general Massu en Baden-Baden.
Nadie en París supo ese día la verdad de aquella "desaparición" del Presidente de la República. El Elíseo estaba vacío de poder. La verdad no la conocían ni los políticos -Mendès-France, Mitterrand, Pompidou - ni tampoco nosotros, los corresponsales que estábamos allí.
Son las pequeñas historias de la Historia que se saben mucho tiempo después y que desvelan muy despacio sus curiosos enigmas).
1 comentario:
Recuerdo, yo tenía 24 años, que lo que se comentó en España es que había ido a encontrarse con Massu para ponerlo en "pie de guerra", ya que contaba con la actuación, si fuera necesaria, de las tropas destacas en Alemania.
¿Es la diferencia entre la realidad, la interpretación y el bulo?
Llego a este blog de la mano de Juan Pedro Quiñonero y de su "Una temporada en el Infierno". Me parec estupenda la lectura de Mi siglo.
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