sábado, 25 de agosto de 2007

ROBO EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

ROBO EN LA BIBLIOTECA NACIONAL





Hoy 25 de agosto anuncian los periódicos el robo de dos mapas en la Biblioteca Nacional, en la Sala Cervantes donde yo he trabajado tanto. Yo no los he robado. He robado ideas que estaban entre los pupitres, fogonazos encontrados en Bibliografías, enlaces de imaginación, viajes a autores que me han entreabierto sus puertas. Me acuerdo que el pasado viernes, mientras robaban los mapas del siglo XV con una cuchilla afilada, robé con mucho cuidado y sin hacer ruido una idea de Malraux sobre los jóvenes que aparecía doblada en la página izquierda de un volumen. Era una idea sugerente, leída por muchos, pero me dí cuenta de que era de todos, estaba al alcance de cualquiera, bastaba poner los ojos entrecerrados como la cuchilla del mapa e ir cortando la idea sin hacer ruido. Luego la metí entre otras ideas fotocopiadas y la saqué, pasando entre los controles, hasta llegar a la calle. En el autobús la leí. Ya no era una idea de todos sino mía y la extendí ampliándola, viéndola en toda su dimensión. Hablaba de la rebeldía y del nihilismo de los años sesenta y, como todas las ideas robadas, al hacerla mía quedó por todos sus bordes una pigmentación amarilla, como si Malraux mismo hubiera puesto su pulgar al escribir. Siempre que robo ideas procuro al llegar a casa cambiarme de traje, disimular, pasar de un aire a otro, mentir, no decir de dónde vengo, ir haciendo esa idea mía como piel, como una segunda piel. Ya por la noche pensaba yo- lo había pensado siempre- cosas sobre el nihilismo y la rebeldía de los años sesenta que el mismo Malraux me había copiado.

Hacia las once vino a verme el ladrón de mapas. Los traía enrollados. Quería cambiarme mi idea por sus mapas. Me negué. Aún no me han detenido.

No hay comentarios: